Palm Beach, Florida.- El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo una cena privada con Tim Cook, director general de Apple, en su finca Mar-a-Lago el pasado viernes por la noche, según fuentes cercanas al encuentro. Este evento se enmarca en una serie de reuniones que Trump ha mantenido con líderes de empresas tecnológicas, incluyendo a Sam Altman de OpenAI, Mark Zuckerberg de Meta y Jeff Bezos de Amazon, en un aparente esfuerzo por redefinir las tensas relaciones que marcaron su primer mandato con este sector.
La conversación con Cook se centró, entre otros temas, en la prolongada disputa fiscal entre Apple y la Unión Europea. En octubre, Trump había mencionado una llamada telefónica con Cook en la que discutieron los recientes fallos adversos para la compañía. Según Trump, Cook expresó su frustración tras la última apelación fallida en la disputa por 13 mil millones de euros (equivalentes a 14 mil 340 millones de dólares) que Apple debe pagar a Irlanda debido a acuerdos fiscales considerados como ayuda estatal ilegal por la Comisión Europea en 2016.
Este fallo, ratificado por el máximo tribunal de la UE, subraya el conflicto entre las multinacionales tecnológicas y las políticas fiscales del bloque europeo. La decisión obligó a Irlanda a recuperar los impuestos atrasados de Apple, lo que pone en evidencia los beneficios fiscales que el país ofrecía para atraer a empresas internacionales.
La reunión entre Trump y Cook llega en un momento en que varias empresas tecnológicas buscan fortalecer sus relaciones con el presidente entrante. Amazon, por ejemplo, ha anunciado la donación de un millón de dólares al fondo para la ceremonia de investidura de Trump, uniéndose a Meta, que también contribuyó con la misma cantidad. Jeff Bezos, fundador de Amazon, tiene programado un encuentro con Trump la próxima semana, según declaraciones recientes del mandatario electo.
Aunque ni el equipo de transición de Trump ni Apple han comentado sobre la cena, estos encuentros apuntan a una estrategia de las grandes tecnológicas para reposicionarse políticamente ante un gobierno que, en el pasado, mostró tensiones significativas con Silicon Valley.
La relación entre Trump y las empresas tecnológicas podría definir aspectos cruciales de su administración, incluyendo la regulación de impuestos internacionales, la moderación de contenido en plataformas digitales y las políticas de comercio global. Por ahora, las reuniones sugieren un intento de diálogo que podría reconfigurar las dinámicas entre la Casa Blanca y los gigantes tecnológicos en los próximos años.
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