*Estamos de vuelta
*Persiste la inoperancia y la improvisación en el ayuntamiento de Córdoba
La corrupción dentro de la administración del morenista Juan Martínez Flores sigue siendo un tema clave en su mandato, sumado a los recientes escándalos y, en particular, al silencio que ha mantenido tras la detención del regidor noveno, Edward Eduardo Mondragón Hernández. Mientras los señalamientos por desvíos de recursos y nepotismo crecen, el edil ha optado por mantenerse al margen, sin asumir una postura pública sobre el caso, lo que ha generado aún más dudas sobre la transparencia de su administración.
A pesar de los esfuerzos de su vocera, Karla Aquino Silvestre, por desviar la atención de estos escándalos, los constantes desaciertos en el área de Comunicación Social solo han profundizado la percepción de un equipo carente de planificación. La titular del área, quien asumió el cargo hace casi dos meses, no ha logrado manejar de manera efectiva las dificultades que enfrenta el gobierno municipal , y su inexperiencia se ha hecho evidente con las equivocaciones en la organización de eventos oficiales, donde ha evitado asumir la responsabilidad por los errores de su personal.
Los intentos de culpar a los reporteros críticos y de esconder las deficiencias del equipo han resultado infructuosos. La falta de liderazgo de la directora ha dejado claro que, al igual que en otras áreas del municipio, la improvisación y la falta de capacidad son evidentes. El caos en Comunicación Social refleja el desorden que prevalece en toda la gestión del mandatario local, quien, en lugar de actuar para corregir el rumbo, parece más interesado en proteger a quienes lo rodean, aunque esto perjudique su ya deteriorada imagen.
La reciente conferencia de prensa en el Museo del Café es otro ejemplo del descontrol que caracteriza a esta administración. Sin audio y con el personal reprendido por la titular de Comunicación Social por no haber realizado el evento en un hotel que recientemente firmó convenio de publicidad con el ayuntamiento, las críticas no tardaron en surgir. La funcionaria no solo evidenció una falta de organización, sino que también provocó el descontento de la directora de Turismo, Valeria Pitalúa Yunes, y de los asistentes a la rueda de prensa. No obstante, el alcalde ha optado por ignorar una vez más estas señales de alarma, permitiendo que los escándalos y las deficiencias sigan socavando su mandato.
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