Si así es de Maduro ¿cómo habrá sido de verde?
Después de poco más de 25 años del chavismo en el poder (febrero de 1999), Venezuela está sumida en una profunda crisis económica, todos los indicadores han retrocedido. En este contexto, se estima que alrededor de siete millones de venezolanos han emigrado.
Para ilustrar, citamos a José Guerra, economista de la Universidad Central de Venezuela, quién señala: “en el último cuarto de siglo, el Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela perdió 55% de su valor, el ingreso per cápita se redujo a la mitad, la pobreza creció 2.8 veces, la pobreza extrema se quintuplicó y el salario mínimo –en su equivalencia en dólares– casi se pulverizó al reducirse en 99 por ciento”.
A todo lo anterior, corresponde agregar que el país, también se encuentra en una grave crisis política, ya que, Nicolás Maduro, mismo que asumió la presidencia en 2014, pretende repetir mandato, por medio de un escandaloso fraude electoral: no hay actas de escrutinio.
No obstante, el calamitoso escenario, el señor Maduro decretó (suponemos que, en modo histérico, lo cual se puede definir como un estado emocional ingobernable), lo siguiente:
“Es septiembre y ya huele a navidad y por eso este año en homenaje al pueblo combativo, en agradecimiento a ustedes, voy a decretar la Navidad para el 1° de octubre; llegó la Navidad con paz, felicidad y seguridad”. Sin comentarios.
Esperemos que lo dicho, por el maestro García Márquez, para concluir sus Cien Años de Soledad, no sea profético: “porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra”.
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