octubre 09, 2023
La selección de candidata o candidato en la capital de la República por parte de Morena es demasiado importante como para dejarlo exclusivamente a integrantes de ese movimiento.
Quien resulte del proceso interno del lopezobradorismo en CDMX puede llegar a la lefatura de Gobierno y, por ello, la ciudadanía tendría que interesarse en el debate surgido en Morena por la precandidatura de Omar García Harfuch.
Hasta hoy lo que se aprecia es una resistencia de simpatizantes del lopezobradorismo que apelan a la falta de credenciales de izquierda del hasta hace un mes jefe de la Policía.
Tienen razón: quien diga que García Harfuch es de izquierda tendría que probarlo, como igualmente habría de probar cualquier otra cosa que se dijera de su bagaje, digamos, ideológico.
Porque García Harfuch es famoso, pero es un gran desconocido. Qué piensa de los problemas de la capital, qué piensa de los chilangos, ¿qué cree que hace falta en términos económicos, urbanos, en sustentabilidad, en transporte o servicios, en derechos a la Ciudad de México? Ni idea.
Y como el método de Morena no privilegia el debate frontal y sí la mimetización, lo que hace en sus mítines electorales García Harfuch es algo así como el discurso de la siguiente matrioska: le oímos decir cosas que dice Claudia Sheinbaum, a quien oímos decir cosas que dice AMLO.
Entonces, la oferta de Omar hoy es, básicamente, su exjefa. No está mal, pero no podrían ser más distintos los perfiles biográficos de ambos.
Es pertinente cuestionar si, tras colaborar con la doctora, y dado su paso por la Policía Federal del anterior régimen, ¿tuvo alguna especie de conversión personal García Harfuch? ¿Admiraba a su padre y ahora está emproblemado con el policía que fue Javier García Paniagua? ¿Y con García Luna?
No son temas de su vida personal, es de interés público saber cómo explica hoy el pasado policiaco de México, y qué tipo de sociedad cree que fuimos o seremos.
Puede ganar la interna morenista, eventualmente imponerse en la elección de 2024 y unos meses después convertirse en jefe de Gobierno. Un policía de civil, pero policía, del que la ciudadanía no sabe en qué cree, además de en CSP. Un policía que sería la máxima autoridad capitalina.
La alternativa a García Harfuch es Clara Brugada, una activista con décadas de trabajo en el territorio, una gobernante con buena fama en Iztapalapa, una política de larga trayectoria en el perredismo/lopezobradorismo, pero también alguien poco conocida en términos programáticos a nivel CDMX.
A Clara no se le reclama, desde esas tribunas de la izquierda, defecto ideológico; sin embargo, ha dejado pasar semanas sin decirnos, ahora sí que claramente, qué piensa de los problemas de la capital, qué piensa de los chilangos, ¿qué cree que hace falta en términos económicos, urbanos, en sustentabilidad, en transporte o servicios, en derechos?... Igualito que con García Harfuch, ni idea.
El rechazo de parte del lopezobradorismo a García Harfuch es una oportunidad para que, en estas precampañas donde temen hacer propuestas, él y Clara Brugada disipen dudas sobre qué son y qué serían en la jefatura de Gobierno, además de colaboradores de una eventual presidenta de su partido.
Imaginemos incluso un escenario que pocos ven probable: si Claudia pierde la Presidencia, Omar o Clara serían de pronto el perfil mejor posicionado frente a una presidenta o presidente de oposición.
Por más que luzca harto improbable tal escenario, no es imposible. De ahí que, el jaloneo por el rechazo a Omar y el respaldo de los ultras a Clara, es una oportunidad para que, más allá del lopezobradorismo, se haga un examen de ambos perfiles y se les cuestione qué Ciudad de México quieren, además de una morenista.
Finalmente apuntar otro falso dilema. Clara y Omar son candidatos de Claudia Sheinbaum. Si gana la primera no es un tropiezo para la virtual abanderada de Morena a la presidencia de la República. Y si gana el segundo, el partido no se va a romper ni mucho menos. ¿Remember Mancera?
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El jueves pasado por la tarde llegó a esta columna una carta de la comisionada presidenta del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, Blanca Lilia Ibarra. En ella anuncia que, con respecto a la entrega de ese día –La emproblemada presidencia del Inai–, donde se retoma una denuncia de acoso sexual, enviará “al pleno del Inai una propuesta para que se conforme un área especializada en la atención a víctimas de violencia, cuya titular deberá ser una persona con experiencia y sensibilidad. Todo ello, con el objeto de que, a partir de la aplicación de las mejores prácticas institucionales, se atiendan con perspectiva de género las denuncias sobre acoso u hostigamiento”. La carta íntegra en mis redes sociales.
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